En los últimos años, la Cordillera de Los Andes Venezolanos ha sido el escenario de importantes hallazgos que vienen a robustecer las colecciones botánicas del país y donde expertos vienen trabajando para mostrar al mundo la gran diversidad biológica.
Recientemente, fue descubierto el árbol Ouratea chepelii Niño et al (Ochnaceae), a las orillas del Parque Nacional Guaramacal, ubicado al noroeste de los Andes venezolanos, entre los estados Portuguesa y Trujillo.
El hallazgo fue realizado por Santos Miguel Niño, investigador del Laboratorio de Taxonomía de Plantas del Centro de Química Medicinal del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC) y del Instituto de Biodiversidad (INBIO) de la Universidad Nacional Experimental de los Llanos Occidentales Ezequiel Zamora (Unellez).
Algo importante de este descubrimiento es el hecho de que se trata de un árbol, cuyo porte puede alcanzar hasta 10 m de altura y sus flores son amarillas muy vistosas, al igual que sus frutoscon un carpóforo rojo.
“La identificación de una planta es un arduo trabajo y el proceso suele ser largo tomando en cuenta que el experto debe saber si se trata de una planta conocida o si, por el contrario, es una nueva especie”, dijo el experto.
En ese sentido, indicó que tras encontrar este árbol se revisó la literatura y se evidenció que la planta colectada pertenecía a un grupo que domina la región amazónica, por lo que resultó muy extraño que se encontrara en los Andes venezolanos.
Asimismo, destacó que se hizo todo el procedimiento de revisión en distintos herbarios en el país, Colombia, Brasil y Estados Unidos y se dieron cuenta de que era una nueva especie, lo que los llevó a realizar el trabajo de identificación, donde notaron que en los Andes de Venezuela solo existían dos especies reportadas y Ouratea chepelii se convirtió en la tercera, mientras que en Amazonas se pueden encontrar alrededor de 65 especies.
El investigador apuntó que la ventaja de tener una especie nueva para la ciencia en un laboratorio de química se traduce en aportes novedosos tanto para la taxonomía como para la química.
“Hasta los momentos se conoce que los indígenas han utilizado algunas especies amazónicas para tratar el cáncer y esto forma parte de los conocimientos ancestrales”, pero en los Andes no se sabe nada de la planta, “por ahora sospechamos que se trata de una planta endémica “rara” desde el punto de vista ecológico, pues su distribución es muy restringida y la población desconocida, durante la descripción de la especie se detectó que incluso el árbol no florece cada año y lo hace de manera errática. Próximamente, iniciaremos los estudios químicos con este árbol”, añadió.
Todos los hallazgos de nuevas especies en el país, significan un gran aporte porque ayuda a descifrar cómo ha sido la evolución de la diversidad biológica.
«Nos ayuda a entender aún más el cómo llegaron estas plantas a la región y sus interacciones con otros organismos, cada vez que se describe una planta se pueden entender mejor las cosas, despejar dudas y enlazar los acontecimientos, porque la historia de la vida se está armando a través de un árbol filogenético y eso lo estamos haciendo con las plantas», dijo.
Actualmente, enfoca su investigación a en el estudio de plantas con potencial utilidad, especialmente en los campos medicinal y agrícola, dado que el taxónomo es quien verifica la identidad específica de cada planta. Este paso inicial es fundamental para establecer los protocolos que permitirán la elaboración de extractos químicos y los subsiguientes análisis pertinentes.
El botánico explicó que su laboratorio tiene como objetivo producir extractos de aceites esenciales de diversas plantas actualmente empleadas en áreas rurales de Venezuela, cuyas dosis y componentes activos aún no se conocen con exactitud.
Además, tiene la aspiración de continuar identificando nuevas especies, para lo cual se ha lanzado un proyecto que reúne a los principales botánicos del IVIC y del INBIO con el fin de catalogar al menos 10 especies que se sospechan son inéditas en Venezuela.
Se estima que, manteniendo el actual ritmo de identificación, Venezuela podría alcanzar la cifra de 20,000 especies para el año 2030. No obstante, existen limitaciones técnicas y de personal que impiden cubrir todas las áreas necesarias.
Con información de Prensa IVIC.